Clint Eastwood, protagonista y director de la película, se basa en la vida real de Leo Sharp (Earl Stone, en la película), un hombre de 88 años, más conocido como “El tata”.
La trama gira entorno a su vida, y como consecuencia de haber sido un marido y padre ausente y estar mucha parte del tiempo fuera de casa por su gran pasión (la cultivación de flores), consigue que, su hija no le dirija la palabra y su mujer se divorcie de él. Cuando se dio cuenta de todo lo que había perdido, lo quiso remediar a través de su nieta y cambiar para no volver a repetir los mismos errores. Por ello, decide trabajar para una banda de traficantes, y así poder cubrir gastos económicos, sobre todo de su nieta. Se convierte en la Mula para un grupo de traficantes de cocaína de México, transportando droga de diferentes ciudades de EEUU, sin saber realmente a lo que se exponía, pero aún así, cuando es ya consciente, tampoco abandona el trabajo.
El personaje se construye desde la ternura, en la que aunque sepas como espectador lo que está sucediendo, ves la bondad en su interior, luchado por intentar cambiar los errores del pasado. Se va encontrando con situaciones en las que resaltan su parte de humildad, por ejemplo, cuando ayuda a un pareja afroamericana en apuros, o se hace cargo de las deudas del bar de su amigo. Por otro lado, los traficantes, actúan como el contraste, simbolizando el lado negativo y la soberbia, produciéndote un rechazo.
Personalmente, ha sido una de las películas más tristes que he visto y con la que más he llorado sin duda. También estoy segura que esta opinión no coincidirá con la mayoría de vosotros, pero durante las 2 h, sentía una tristeza enorme , con el hecho de ponerme en el lugar de Earl. A pesar de que considere que ha hecho las cosas mal y no justifique su comportamiento con su familia, llegando a entender el dolor y rabia que siente su entorno. Creo que cuando nos hacemos mayores, muchas veces nos damos cuenta de las cosas que podíamos haber hecho y no las hicimos, o de todos los errores que cometimos y ya no tienen solución. Creo que exactamente eso, es lo que más me hace conectar con el personaje, sentir que no quieres verte en el lugar del protagonista, porque la sensación de sentirte solo, es muy dura. Te hace reflexionar si estas construyendo las cosas bien o por el contrario tienes que cambiar aspectos de tu vida.
Durante la película, se tratan temas como el racismo que existe por parte de los cuerpos de seguridad de Estados Unidos con personas latinoamericanas, haciendo una crítica sobre la situación de racismo en el país.
Clint Eastwood, como foco principal, es de lo más brillante que se puede visualizar en la pantalla, da igual qué personaje interprete porque se “come a la cámara”. Los primeros planos que tiene, dan la sensación de leer sus pensamientos y sentir cada emoción que le atraviesa. Por otro lado, Bradley Cooper interpretando a Colis Bates, un agente de la policía, que busca descubrir la persona que está detrás del seudónimo “Tata”, hace complementar la historia.
La banda sonora es obra del cantante y compositor de música, Toby Keith, “Don’t let the old man in“. La inspiración que tuvo Keith para hacer la canción, que él mismo contó, fue en una charla jugando al golf con su amigo Clint Eastwood, en la que contaba que “su motivación e impulsó era levantarse por la mañana y no permitir entrar al anciano”. La canción cuenta cómo no dejar que la edad sea un impedimento para seguir luchando por las cosas que nos hacen felices.